sábado, 6 de noviembre de 2010

Normita Balladares

Conocí a Normita Balladares en la universidad en 1980. Era una enfermera titulada, madre de dos niñas, que se esforzaba como no tienen idea para sacar la carrera de periodismo. Muchos de nosotros trabajábamos y estudiábamos de noche. Pero en el caso de Norma había una excepcionalidad. Luego de clases que normalmente finalizaban entre las 9 y media y 10 de la noche, Norma se trasladaba con su impecable uniforme blanco, a veces usaba uno celeste, al hospital que si mal no recuerdo era el Bertha Calderón.
 
Era una compañera muy seria en sus cosas, responsable con mucho carácter, pero también jovial, con una dulzura muy propia que brotaba de sus labios. Era una mujer bonita. Nunca le escuché una grosería. Concluyó exitosamente su carrera universitaria.
 
Luego nos encontramos en el fragor de la radio. Norma Balladares, Carlos Salgado, Esteban Solís y este servidor, compañeros de estudios en la universidad, llegamos a trabajar a la Corporación de Radiodifusión del Pueblo, CORADEP, unos antes que otros. Norma y yo llegamos de último.
 
Como Normita era enfermera y se había desempeñado en el ámbito de la salud durante muchos años, se le había asignado las fuentes vinculadas con el sector salud, y lo hizo muy bien, hasta que ocurrió el trágico accidente en el que perdió la vida en pleno ejercicio de la labor periodística.
 
No recuerdo si fue el año 86 ó 87, pero fue muy triste.
 
Estoy seguro que Carlos Salgado, Esteban Solís o Cristobal Berríos, podrían aportar sus recuerdos de Norma para ampliar esta semblanza que, aún con el pesar de su muerte, les he referido en estas líneas.
 
Con aprecio
Mamelli

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